Buscando la libertad
Una idea virgen que se desenvuelve de mí, está cerca de ser aceptada.
Y en el universo de la subjetividad, es invisible dentro del común denominador
materializado en la sociedad. Es una realidad intangible naciendo, e
intuitivamente guarda relación con la fuerza global motora. La inocencia de
esta idea es verosímil por naturaleza, sin estar sujeta a una conciencia que la
justifique. Es un esplendor que se va truncando al unirse a las ideas de otros
seres. ¿Hay otros seres?
Es un destello libre, es un inicio, una ráfaga. Tiene todo comprado y
no se vale de nada para existir. Se puede domesticar y así perdería su
autenticidad. Es un cristal de luz que puede tornarse y pasear por distintos
colores. Solamente un inacabado ser podría modelarla y cargarla de sentido
explícito. Hacerla rimar con los jardines y los castillos. Pero su inmaculada
concepción se agotaría cuando golpee la puerta frontal un verdugo, o cuando un
ángel te insinúe su inquietud, dotada de más inocencia y aún más virgen. En el
complemento verás el orgullo y este sería un puntapié para adornar con el
“rimel” tus pestañas. La profundidad de tus ojos quizás digan otra cosa y estén
albergando a una idea niña que se mostró valiente y admirada por tus manos
empeñadas en ir puliendo una idea madre. Así es que su brillo tiene sin lugar a
dudas una fuerza única. Antes era libre, ahora es más libre.
Juan Manitta
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