FLIA

FLIA


plegaria por mí

Necesito depurarme, alivianarme de tanta
estupidez, egoísmo y soberbia.
Por y para eso invoco a mis redentores:
Soledad! Acompáñame,
Silencio! Cántame,
Dolor (si sos necesario) enséñame,
Verdad! Abrázame aún abrazándome,
Fe! Refréscame,
Amor! Elévame.



Selene Babel

extraído de Hecho en Bs As



El último ismo
              Por Bernabé De Vinsenci

¿El siglo XIX ha sido el vientre del capitalismo? Tampoco puede precisarse la fecha exacta de cuando este “ismo” nos ha acostumbrado a ser un «tacho de residuos», un objeto desmesurado, ultradependiente de los fármacos, de los discursos legítimos que nos sancionan el porqué de nuestras conductas: norma, normal, anómalo. Tales hábitos han devenido en un mundo con forma de panóptico. Inclusive nos han diseñado como una circunferencia abierta, dispuesta a todo: a la contaminación epidémica de lo eugenésico «aquello que es bueno y bello, legítimo, para el mando», a los discursos inseminados que hablan por sí solos desde nuestro aparato fonador. Empero, suponemos que el “malestar”, después de haber sido residuos, proviene de una única centralidad: centralidad fragmentada; suponemos que el capitalismo –lo unidimensional– está por encima de nosotros –concepción estructuralista– y si bien somos mártires, nada podemos hacer contra él. Etimológicamente la palabra capitalismo, proviene de la jerga burguesa que significa [capita ] “decapitar” y [lismo] “vandalismo” y se traduce en: decapitar al vándalo que atenta contra el capital. De este modo, para no ser tan macabros con sus políticas frente a los “vándalos” decidieron tomar el fascismo proclamado por  Benito Facho Mussolini en Italia a principios del siglo XX; en otros términos, transformaron al fascismo como régimen para adaptarlo a un tipo de ética reaccionaria que insinúa ser democrática. El fascismo, como ideología anti–comunicacional, antiafectiva preexiste dentro de las sociedades, de los deseos que fundan a las sociedades. O sea, una sociedad embarca deseos, afabilidad, corporalidades; y éstos son susceptibles de ser usurpados; de allí, del hurto, los cuerpos y las subjetividades naturalizadas como mercancías. Por ejemplo, el culo: objeto de penetración.
Un acto no precede al hombre (sí en toda falsa consciencia surge un consumista), el hombre se precede desde una silla sin necesidad de movilizarse; pensar la existencia de un absolutismo (o de varios absolutismos aunque sean únicos) es precederse, siempre pensándonos desde lo no–universal, desde el no–líder, desde el no-arquetipo ¿Acaso lo universal no tiene su apoyo en el semblante de un dios todopoderoso (ser bípedos imperfectos buscando la perfección en un omnipotente que tiene existencia en un palabrerío compuesto de proverbios)?
 El capitalismo es aquello que viene bajo la forma de colonialismo. Capital supranacional, en tanto sistema económico y político que financia en pos de endeudar para luego apropiarse y desarrollarse. Hipoteca y reproduce su dominio. El adeudado o los adeudadores, no tienen otra alternativa que adaptarse a las leyes del hipotecario. En estas formas minuciosas de desarrollo y de expansión, el o los colonizados, quedan atrapados en una economía peculiar que reproduce condiciones de vidas. El sistema capitalista se  plantea del siguiente modo: “Cada hombre hace su economía (condición de vida) a merced de su voluntad”, no obstante, las técnicas, los métodos y las disciplinas están premeditadas, teorizadas, buscado legitimarse mediante las instituciones o los discursos científicos. El capitalismo prefiere naturalizarse a veces tratando de no ser coercitivo, otras veces creando campos de concentración. Por otra parte, suele plantearse una “Crisis capitalista”, y en verdad lo que se plantea es el desarrollo económico–social que se examina cada vez más en la configuración prudente; el mismo sistema gestiona sus mansos revolucionarios. Asimismo existen aquellos nacido de la tierra, de las diferencias dadas en los modos de producción, del capital, que son los verdaderos re–convulsionantes.
     En fin, somos “sujetos/as”,  responsables de un arquetipo –predeterminado por diferentes dispositivos– que define a la neutralidad como principio, que especula a los medios tecno–capitalistas como benefactores;  benefactores para nuestro cuerpo-estereotipo impuesto desde la hegemonía. Y aún así, recorremos gateando, arrastrándonos como engranaje, suponiendo que el absolutismo o el mesías vendrá (dios) por nosotros a sacarnos de este purgatorio (el infierno).

microrelato


Este es mi regalo, abuelo. Ábrelo. Deja que te ayude si no puedes. ¿A que es bonito? Un pequeño cuaderno de princesas con cien hojas de colores. Mira, puedes arrancarlas, así. ¿Lo ves? En cada hoja he escrito una palabra. Cama, mesa, silla, armario, lámpara, espejo, baño. Todo lo que tienes aquí, en tu cuarto, en la residencia. Mira, las hojas son adhesivas. Ahora te ayudaré a pegarlas todas. Todas menos una, la que he prendido a mi vestido nuevo. Mira, he escrito en ella Alicia. Así no tendrás que improvisar más excusas cuando no logres recordar mi nombre. - See more at: http://seabreveporfavor.com/tag/santiago-eximeno/#sthash.OY2NUyZu.dpuf
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Leyenda del Viento Zonda


Aún cuando el departamento de Rivadavia no tenía sus límites definitivos, la comunidad sanjuanina se trasladaba hacia la Quebrada de Zonda para admirar su bello paisaje y realizar actividades recreativas.

Por esta hermosa quebrada ingresa el viento Zonda. Este viento se origina en el Océano Pacífico por masas de aires húmedas y frías que al ascender por la Cordillera de los Andes descarga su humedad en forma de precipitaciones (lluvia o nieve) y se transforma en un viento seco y caliente al descender de la montaña, ingresando al oasis sanjuanino en fuertes ráfagas de hasta 100 kilómetros por hora.
De la quebrada surge una leyenda poco conocida que comienza así.
 Cuentan que hace muchos años había una mujer muy pobre que tenía un solo hijo y vivía de lo que le dejaba la venta de cocho.
Ella se sentaba todas las tardes a moler las flores del maíz tostado en el mortero para hacer cocho; su hijo todas las noches se lo robaba para comérselo y lo que le sobraba lo tiraba para que su madre no se diera cuenta. La pobre mujer lo retaba, pero el muchacho no entendía que aquella harina que el comía por gula su madre la cambiaba por azúcar, yerba o harina. Una mañana antes de salir al mercado, el hijo le robó parte del cocho, con tan mala suerte que derramó el resto en el piso de tierra del rancho. Su madre, cansada de las travesuras de su niño, lo maldijo diciéndole: “siquiera viniera Mandinga y te llevara lejos así no te veo más para que me dejes trabajar y ganarme la vida tranquila”. Enseguida se levantó un fuerte y caliente ventarrón que levantó al muchacho por los aires, llevándolo para el lado del cerro. Su madre, arrepentida de lo que había dicho, salió corriendo detrás del viento gritándole que lo dejara, hasta que perdió de vista a su hijo. Entonces siguió buscándolo para el lado de los montes un largo rato, rogándole a Dios que le devolviera al muchacho vivo o muerto. Así llegó a la Quebrada de Zonda donde vio al cuerpo del chico pegado en la pared del cerro, mientras que poco a poco se iba transformando en piedra.
Cuentan que desde ese día nació el viento Zonda en la quebrada, y también dicen que todas las tardes a la misma hora en que la madre lo maldijo a su hijo, empieza a zondear.
Imperdible entrevista a Don José "Pepe" Larralde.
 ESTA TIERRA ES HERMOSA
Manuel J. Castilla


Esta tierra es hermosa.
Crece sobre mis ojos como una abierta claridad asombrada.
La nombro con las cosas que voy amando y que me duelen;
Montañas pensativas, lunas que se alzan sobre el chaco
Como una boca de horno de pan recién prendido,
Yuchanes de leyenda
En donde duermen indios y ríos esplendentes,
Gauchos envueltos en una gruesa cáscara de silencio
Y bejucos volcando su azulina inocencia.
Todo eso quiero.
Y hablo de contrapuntos encrespados
Y de lo que ellos para virilmente sangrientos
Cuando el vino en la muerte es un adios morado.

Esta tierra es hermosa.
Déjenme que la alabe desbordado,
Que la vaya cavando
De canto en canto turbio
Y en semilla y semilla demorado.
Ocurre que me pasa que la pienso despacio
Y que empieza a dolerme casi como un recuerdo,
Y sin embargo, triste, la festejo.
Mato los colibríes que la elogian
Como quien apagara los pétalos del aire.
Hondeo como un niño ángeles y campanas
Y cuando así, dolido, la desnudo,
Cuando así la lastimo,
Me crece, ay, una lágrima en la que apenas si me reconozco.

Digo que me le entrego.
Digo que sin saber la voy amando,
Y digo que me vaya perdonando
Y en un perdón y en otro que le pido
Digo que alegremente voy sangrando.

1 de Agosto: Día de la Pachamama



Conmemoración del día de la Madre Tierra.

Veneración antigua como el viento y el cielo, la más antigua de la región andina.

Dicen que precede al culto a Inti, el dios Sol de los incas.

Día festivo en Bolivia, en el noroeste argentino, y en todo aquel lugar donde viva un ser agradecido a lo que nos da la tierra.

Este día marca el fin de la época seca; los pastores y agricultores le piden permiso respetuosamente a la Pacha, la Madre Tierra que da la vida, para abrirla y sembrarla.

Ese día la Pacha se encuentra lista para recibir los regalos de sus hijos: las mejores comidas, la chicha, el vino, el alcohol, la coca y los cigarros para que fume.

Para pedir lo justo, y devolver lo necesario.

En la medianoche del 31 de julio, o antes de clarear el día, se cava un pozo en el lugar elegido para brindar los regalos a la tierra: Es la corpachada.

De la Pachamama depende el éxito de cualquier tarea vinculada con la producción. La gente no come ni bebe sin antes volcar la parte correspondiente a la Pachamama, invocándola:

Pachamama

Santa Tierra

Kusiya Kusiya.

“El término Pacha, como vocablo de los idiomas de los pueblos andinos, como el qhishwa (quechua) y el aymara, denota la totalidad del tiempo y el espacio universal; expresa y significa la totalidad de la existencia de la vida. Y el término Mama, denota y significa el sentido de ser Madre. En este sentido, se debe comprender la expresión Pachamama como referente a la Madre de toda la existencia vital y universal, expresándose por medio de la Tierra. Es así como la tierra se convierte en el lugar por excelencia del ser, estar y de su acto de dar vida a la Pachamama.” 

Todo lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos de esta tierra. El hombre no ha tejido la trama de la vida; él es sólo un hilo. Todo lo que le haga a la trama, se lo hará a sí mismo.







Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.

Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre,
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.



Oliverio Girondo. "Cansancio".


Son las veinte horas y veinte mil minutos (fragmento)

El profesor Eusebio Filigranati caminaba deprimidísimo en una horrible noche de invierno. La llegada de los fríos siempre lo ablandaba. El verano, en cambio, aunque se tratase de un estío de pobreza (los Dioses no lo permitan), ya era otra cosa. Recordaba los diciembres, eneros y febreros de su infancia, donde no tenía que estudiar ni ir a la escuela, y estas memorias resultaban muy gratificantes.

Pero los inviernos son para la gente rica. Usted está en su casa, bien calefactado, se acuesta abrigadito previo zamparse unos cuantos whiskys escoceses y todo es una verdadera maravilla.

Eso sí: más vale que no se le ocurra ser viejo y pobre y vivir en una pensión. El imaginario (siempre, pero sobre todo en invierno) se llena de sombras y al humor le resulta muy difícil fabricar endorfinas. Y esa noche gélida el profesor caminaba con ocho pesos en el bolsillo. Su propósito: comprar en cierto boliche una botella de whisky. Valía siete pesos y sabía bien que, este chiste, le significaría tener que caminar decenas de cuadras hasta el Centro Cultural Ricardo Rojas donde al otro día iba a dar clase. La ida y la vuelta, no olvidemos. Pero no le importaba. La depresión era inaguantable.

Filigranati, por alguna razón, había dejado su reloj pulsera en casa y, por algún extraño motivo también, necesitaba saber la hora. En realidad eran las veinte y veinte pero él lo ignoraba.

- Señor -le preguntó a un señor desconocido de aspecto rarísimo- ¿me puede decir qué hora es?

El otro contestó con voz neutra (como diciendo: "tal vez llueva o quizá no"):

- Son las veinte horas y veinte mil minutos.

A Filigranati la escena lo dejó estupefacto. Mucho después, cuando pudo pensar con tranquilidad en el asunto, logró despejar la intriga: aquello lo había impactado tanto a causa de su fantasmagoría. Por el ambiente irreal, más que por las absurdas palabras del hombre. A éste, por otra parte, la rareza le surgía de algún lado ignoto, puesto que vestía corrientemente. El color negro, violáceo del cielo, contribuía muchísimo. Quizás, incluso, fuese el principal gestor. Aquel era un frío de fuego fatuo. El desconocido, como si hubiese dicho la cosa más lógica del mundo, siguió su camino para luego perderse tras una esquina.

El juicio del profesor estaba tan alterado que, por un momento, le pareció estar en Paris, en las épocas del Terror. Ahora se encontraba solo en la calle, pero, durante fracciones de segundos, se vio en esa famosa tarde: en la Plaza de la Revolución, con una multitud vociferante (todos vestidos como hace doscientos años, naturalmente), la guillotina y Luis XVI a punto de ser puesto en ella. El rey intentó hablar, pero los tambores, fúnebres y marciales, se lo impidieron. Todo ello duró fracciones de segundos, como dije.

Filigranati sacó una pequeña calculadora del bolsillo: si son las veinte horas y veinte mil minutos, eso quiere decir que estamos en... las diecisiete horas y doce minutos de dentro de catorce días.

No bien llegó a esta conclusión, desapareció la noche, subió bastante la temperatura (la brusca variación termodinámica lo sobresaltó) e hizo un sol radiante. Ahora la calle, como por generación espontánea, estaba llena de gente.

Preguntó la hora a cualquiera. Son las cinco y doce. Hizo como que iba a comprar un diario, pero sólo para ver la fecha. En efecto: era de catorce días después, tal como había supuesto.

Pensó: La circunstancia mágica y astrológica que me desplazó en el tiempo no puede ser eterna. Tal vez en pocos minutos retorne a mi fecha. Quizá esto sea un don del cielo para hacerme salir de pobre. Desesperado entró a una agencia. Anotó los números ganadores del Prode, Loto, Quiniela, Quini 6, Telequino y la lotería chaqueña.

Miró la hora en el reloj del local. Faltaban segundos para las diecisiete horas y veintisiete minutos. Salió a la calle y le preguntó a una mujer de aspecto estrafalario:

- Señora, por favor ¿me puede decir la hora?

- Sí, como no. Son las cinco y veintisiete menos veinte mil minutos.

Se hizo la oscuridad. El golpe de frío lo estremeció. Otra vez estaba en la esquina donde se cruzó con el hombre raro.

Filigranati siguió su camino, compró el whisky y volvió a su cuarto muy contento. Llegada que fue la fecha apostó cien pesos previo distribuirlos entre todos los juegos. Era feliz. Un único temor: ¿Y si me muero de un ataque al corazón a causa de la alegría? Con esto, claro está, salía de pobre. Ricacho como Creso, Craso y Graco.

                                                                      Alberto Laiseca.


Benedetti, relatado en radio.





Las Golondrinas (aire de litoral. Letra de Jaime Dávalos. Música de Eduardo Falú)
 
 
¿Adónde te irás volando por esos cielos,
brasita negra que lustra la claridad?
Detrás de tu vuelo errante mis ojos gozan
  ¡la inmensidad... la inmensidad!
 
Veleros de las tormentas se van las nubes,
en surcos de luz dorada se pone el sol;
y como sílabas negras, las golondrinas...
¡dicen adiós...dicen adiós...!
 
 Vuela, vuela, vuela, golondrina,
 vuelve del más allá.
 Vuelve desde el fondo de la vida
 sobre la luz, cruzando el mar...
 ¡cruzando el mar!
 
Un cielo de barriletes tiene la tarde;
el viento en las arboledas cantando va
y desandando los días mi pensamiento
¡también se va...también se va...!
 
Cuando los días se acorten junto a mi sombra
y en mi alma caiga sangrando el atardecer,
yo levantaré los ojos pidiendo al cielo
¡volverte a ver...volverte a ver...!





“Amo las golondrinas
porque son como mi alma
fugaces visitantes de lo desconocido
aparecen de pronto
cuando la primavera en el aire decide
la derrota del frío
me traen de lo cielos remotos de la tierra
la nostalgia del paso
y el ansía de infinito
con que mi sangre viene venciéndola a la muerte
y afirmándola la vida
a través de los siglos.”



(Jaime Dávalos)

Poesía leída en A la Cama sin Postre el 23 de marzo.





Patrick Galvin
CONSEJO A UN POETA




Sé chofer, dijo mi padre
y nunca te preocupes por la poesía.
Eso está muy bien para los ricos ellos pueden darse el lujo.
Lo que tú necesitas es dinero en el cinturón
uniforme gratis y muchos viajes.
Además, no hay nada en los versos.
Y todos los poetas son homosexuales rabiosos.
Quería ser poeta.
Otra cosa: nunca te cases
y si lo haces, cásate por dinero.
El amor, después de todo, viene solo
y cualquier puta vieja va a bailar por una libra.
Sigue mi consejo y sé chofer
El uniforme va a quedarte bien
el casamiento y los poemas seguramente te cegarán
y los poetas y enamorados están condenados al infierno.
Quería ser poeta.

¿Pero qué sentido tiene escribir poesía?
¿Le fue bien alguna vez a algún poeta?
Nunca encontré a uno que no fuera pobre
una presa de alguaciles, abogados y curas.
Sigue mi consejo y sé chofer
con tu aspecto seguramente te va a ir bien
hasta podrías conocer a alguna viuda rica y vieja
que te deje una fortuna cuando muera
Quería ser poeta.
Bueno, revienta entonces, tus días son oscura
pobreza, miseria, matanza y pecado.
Los poemas que escribas no valdrán un centavo.
Y las mujeres con las que te cases te van a desangrar.
Sigue mi consejo y compra un revólver
y ya mismo dispárate en la nuca.
El Gobierno entonces podría juntar firmas
para que tu pobre padre no engendre otra vez.



Por un año cargado de sentido

Los años transcurren. Las arrugas casi invisibles hoy son una realidad. Los seres queridos ya muertos hoy se convierten en bebés recién nacidos. Los seres no queridos viven o mueren y por lo general no nos interesa su destino. O tal vez sí. ¿Quién tiene la verdad empaquetada, lista para desempolvar en verdades?

El tiempo transcurre y es necesario adaptarnos a las circunstancias cargando los días de sentido. El sentido es la coherencia ética y moral de tus acciones en un marco determinado. El sentido te ofrece un escape de la locura insana y la insalubridad. El sentido creativo y alternativo te permite administrar la locura desde la semilla. El sentido de las cosas, en síntesis, recrea ideas sobre lo que somos y lo que hacemos, y si hay locura o no, qué hacer con ella o con su ausencia.

Tanto prólogo incoherente, tanta pavada para una breve invitación!:

Este 2013, el segundo año de vida de Cimarrón, te ofrece la posibilidad de andar junto a nosotros en lo que vaya saliendo en el camino. Por lo pronto, tenemos dos senderos que nos invitan a pasear: Cimarrón #Revista Virtual y Cimarrón #Radio.

El propósito sigue siendo el mismo. Compartir experiencias literarias y gráficas, con aquellos seres anónimos –vos, yo, el verdulero, el fiambrero- que no encontramos cauce por donde soltar nuestra expresión artística. Además, el propósito se amplía. Informar sobre la actualidad y sobre la cultura del mundo en el que vivimos, mantenernos al tanto de detalles ignorados y, por qué no, ignorar la agenda de los medios masivos.

Pero para qué hablar tanto así? Si es más fácil…

Gracias a la gente de A la cama sin postre, un programa radial que hace años está al aire en Radio Estación Sur, Cimarrón vuelve al pequeño entorno del micrófono que cuelga. De esta manera hacemos un poco lo mismo: poesía, narrativa, linda música al acompañar las palabras y destellos de periodismo tal vez reflejados en entrevistas y encuestas. Eso se irá viendo… Todos los sábados de 15 a 17 hs!


Espero no equivocarme al pensar que esto tiene sentido… que los errores ayudan… que este año lo vamos a vivir pensando en un camino que nos agrade al andar, que seamos felices, bondadosos, y cercanos al tercer tipo informativo creador de sentido… Habemus Cimarrón!



Cimarrón #7

Don José en Cimarrón