FLIA

FLIA

Mal humor

Se despierta como una ligera molestia, extiende sus alas descoloridas, vírgenes, sueña con crecer.
Estimula pensamientos negativos, y tal es su forma por el resto de su existencia, banal y recargada.
Luego crece a pasos agigantados y acompañado con un placer insospechado, que regocija y danza en su bronca hecha sarcasmo, hecha cruel ironía hacia todas las cosas, insalvable resolución de los pequeños dilemas. No pienses en intentar cambiar el rumbo de este camino torcido, así es esta lucha emocional, complicada e irreversible.
No intentes modificar los planes de este viaje; éste te llevará hacia los mares ocultos de tus defectos inapropiados, te obligará a remar a costa de centenares de olas avasallantes, hirientes, enormes. Serán sacudidas demasiado grandes como para llegar a comprenderlas. Será sencilla la manera de sufrirlas sin tener que encontrarles su propia lógica.
Transcurrido el espinoso encuentro marítimo del mal humor -las venas corroen el agua, y lo salado se hierve en cuotas mínimas de pulcritud-, la mar se habrá tranquilizado y te sentirás estúpido por haber desafiado un viaje que considerarás inservible. Pensarás sobre lo transcurrido. Pensarás. El movimiento de las aguas desafiará, al mismo tiempo que tus razones movilizan la tranquilidad, el fin de la morbosa turbulencia. Ya las mareas no alternarán el nivel de descarrilamiento. Los trenes se paralizarán. Nada funcionará por un momento.
Te reirás, y eso significará un salvataje. Natural y solemne. Una embaucación personal lograda a partir de un proceso traumático, ya usted se habrá dado cuenta de las graciosas peripecias mentales.
Cadenas, grilletes y ese conjunto aburrido de clichés antilibertarios.
En fin; te reirás, y lo que no pudo ser explicado, no habrá sido ya comprendido sino en el momento sufrido.
Por último, te dormirás. Y será un volver a descarrilar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cimarrón #7

Don José en Cimarrón