FLIA

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Parte 1: Breve historia de algo

En cuanto se sostengan los datos mediante fuentes poco verificadas de la web, este relato se mantendrá en el filo de la desconfianza. Sin embargo, lejos de pretender cualquier efecto de desconcierto al lector, continuaremos con explicaciones sencillas acerca de por qué este proyecto es un pasquín, y finalmente, por qué se llama Cimarrón. Aunque todo pueda ser un engaño.

Arrancamos insinuando que nos tomamos el esfuerzo de pasear por las inmensas bibliotecas platenses, tanto las municipales, como las populares y las de las diversas escuelas. No sólo entramos en ellas y saludamos a los distintos bibliotecarios -pelados, risueños, drogadictos- sino que también le pedimos bibliografía hecha y derecha.

- Andamos con ganas de averiguar qué significan varias palabras, y tal vez nos puedas ayudar.
- Si hermano, cómo no? Si para eso estoy acá... 45 años en esta biblioteca, 45! Pareciera que fue ayer cuando el viejo Melaza... Melaza? No... Medraza, creo... bueno, el viejo ese renegado, se apiadó de mi pobreza y me dio laburo acá.. en esa época ya andaba con la hernia jodida, imaginate... 45 años.

Pero volviendo a las raíces.

Se comenta, entonces, que el término 'pasquín' nació en Italia, en la ciudad de Roma, en algún momento de la historia de Jesús en adelante. La cuestión es que durante la época del Coliseo - entretenimiento nacional y popular si los hubo- existió un luchador muy querido por el pueblo, llamado Pasquino. El tipo era copado, mataba a los leones a sablazos, le daba garrotazos a las falanges, se contagiaba enfermedades venéreas en el calabozo, en fin. Dicen que cada vez que lo soltaban en la arena, la plebe gritaba: "Pasquino, querido, el pueblo está contigo!" y le revoleaban panes rellenos de cantimpalo y queso, costumbre ancestral de los romanos.
La otra cuestión es que, hasta ahora, ningún líder, héroe o caudillo aclamado por las multitudes logró ser inmortal y disolver el parlamento para perpetuarse en el poder. Y Pasquino, a pesar de ser un copado, no esquivó esta realidad, y murió. Algunos afirman que, tras haber vencido a una numerosa escuadra de guerreros de a pie, llevaron al popular luchador a descansar a su calabozo, y aprovechando su cansancio, los guardiacárceles le soltaron una veintena de cuises rabiosos, adiestrados por el mismísimo Emperador de la época, Tarquino Prisco. Cruel final.
De todos modos, otros especialistas de la jerga itálica se basan en la idea de que Pasquino era en realidad un bufón arrepentido, que contaba chistes malos acerca de judíos que a nadie le causaba gracia, y por eso mismo fue asesinado. Suena mejor una guillotina que una horda de cuises hambrientos.

Ahora sí. La cosa es que, en honor del luchador perecido, la Municipalidad encargó hacerle una estatua a un artista muy reconocido del Imperio, pero vivía muy lejos, allá por Asia. Al año y medio le llegó la propuesta, firmada por el Emperador Servio Tulio, gran bebedor de vino, y aceptó sin dudarlo. El imperio era tan grande, que aun caminando durante un millón de noches, uno atravesaba ni la quinta parte. Eso decían siempre en todas las fiestas, y todos mamados hacían cuentas astronómicas. Pero el artista plástico dejó a la mujer, los hijos, el laburo y se mandó a mudar.

La historia del creador de la estatua será salteada, porque aún mereciendo protagonismo, le quitaría importancia a Pasquino, que no era como Russel Crowe, sino un esclavo negro caído del catre (pero querido por el pueblo) . Lo que contaremos brevemente será cómo realizó la estatua dedicatoria, la que luego da el puntapié de esta historia: el significado de la palabra pasquín. El tema es que al cabo de varios años, el artista finiquitó la tan ansiada obra, basándose en las versiones de los oriundos del Este del Imperio que decían haber conocido a Pasquino. Esto le significó diversos problemas al picador de mármol, porque quien afirmaba que el luchador gozaba de una cabellera larga y frondosa, era refutado por aquel que alegaba una pelada brillante y sudada. Algunos se convencieron de la idea de que Pasquino carecía de brazos, de manera que peleaba con sus piernas en el Coliseo, para el deleite del populacho. Pero esto no convencía al artista, y decidió adentrarse en las colinas del norte, porque escuchó decir que de allí provenía Pasquino.
Esto significó un nuevo error por parte del artista, a quien llamaremos Pompeyo por falta de sinónimos de "artista plástico". Pompeyo, fiel parroquiano de un bar de la zona, creyó escuchar durante una noche que el guerrero fallecido provenía de las colinas del norte, cuando en realidad oyó a un borracho suspirar que "este vino de la colina del norte está más bueno que las peleas de Pasquino". Este inconveniente digno de un artista ebrio le proporcionó un viaje de miles de leguas hasta llegar a las selváticas tierras nórdicas, allá donde apenan sabían que existía un Coliseo y un emperador.
De esta manera, Pompeyo obligó a un cosechero a que se mantuviera quieto durante días, y de él extrajo la imagen del Pasquino convertido en estatua. Al mismo tiempo, los nativos de la zona le atribuyeron poderes mágicos, y tomaron al artista como su Dios terrenal.
Al llegar a Roma, se dieron cuenta de que la estatua era cualquiera, y lo tomaron como una clara burla al gobierno romano. Acusado de herejía y de brujería artística, Pompeyo fue destinado a la horca, asesinando al Dios de los nativos de las colinas del norte. Y la estatua quedó ahí, a la vera del camino.

De esta manera, se forjó en la cultura románica una costumbre que se volvió frecuente, popular y por qué no, excitante. Influenciados por la supuesta rebeldía de Pompeyo, cuya historia se contó en cada rincón del Imperio, aquellos romanos que sentían disconformismo hacia el gobierno monárquico comenzaron a pegar mensajes anónimos en la estatua de Pasquino, utilizando la sátira como modo de crítica hacia el poder establecido. Por ejemplo, la célebre burla hacia el emperador Marco Aurelio: "Caracalla, Caracalla/ el reinado ya se anuncia/ todos ríen por sus caras/ y pretenden su renuncia".

A partir de este tipo de sucesos, y a causa de historias antiguas y difusas, comenzó a asociarse la palabra "pasquín" con los escritos satíricos, mensajes de protesta y críticas hacia el poder de forma anónima. Pompeyo no habría imaginado tanto quilombo.

(parte 2: la otra historia del pasquín)



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Cimarrón #7

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