FLIA

FLIA

Una referencia


 En la noche se sintió solo, por eso puso el agua. Tenía frío y apoyaba sus manos en la manija de la pava, que recibía el calor de la hornalla encendida.
 Al finalizar el ritual y arrancar sus vueltas de cariño, invaluable amistad, sonreía hacia adentro sintiendo que su ánimo cambiaba. Una inmensa gratitud, como hacia El Malevo y el caronero fatal, acariciaba y se conmovía. De pronto su hogar era un desperdicio de historias, pero sus manos compartían ya la soledad.
 Porque cantaba versos que no lo convencían, y era la tibieza un cólico del tiempo pasado, toda una vida en transcurso.

 Mi punto máximo de inspiración surge a la madrugada, comentó en una oportunidad del habla. Dijo ser un dragón planetario con coloridas plumas, alegó ser pavo, fuego y nacimiento, y creyó en ese entonces comprender tan complejo sentido. Aún así, su esencia lo volvía temeroso y cauto. Encontraba en elementos como el agua, natural descubrimiento, sus revelaciones pequeñas.

 Sabía guardar silencio en el aire. Callaba y repetía la costumbre en actitud mañosa, revolviendo en lo que parece un castigo el contenido de la calabaza. Pero no la lastimaba, no buscaba el daño. Buscaba la vida, la renovación. La faja se ajusta tierna, pero presiona, hace sentir su presencia.

 Muchos confundimos esta idea, la de sentir insolvente una acción necesaria. Los movimientos son dignos porque existen, no precisan ya otro argumento. Dejan modelarse a gusto y condición, los objetos que nos rodean y crean más vida, adquieren gustos y sentimientos.

 Ya no estaba ni se sentía solo, por eso cambió la yerba. Era bastante pensativo. Se amaba y eso lo ayudaba a sobrescribir penas.

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