FLIA

FLIA

Una mancha más al cimarrón



No salió la 4ta todavía, de juerga pura nomás, y ya tenemos algo para la número 5. Ella se llama Flor y envió este cuento muy interesante lleno de color. Bienvenida a Cimarrón nomás! 


Mancha

Prendió la luz, creyó que se podría encontrar ahí. Tuvo que dejar la luz prendida para volver  a dormir.
Abrió los ojos al escuchar que la llamaban por su nombre. No entendía bien si la llamaban desde la cocina o le susurraban al oído.
Al levantarse sus pies estaban congelados.
Encendió el televisor para ver la hora; el sol daba indicios  que era cerca del mediodía, lo que indicaba que llegaba tarde por tercera vez esta semana, y él estaría allí. El siempre estaba allí cuando los demás llegaban. Disfrutando minuto a minuto la demora.

Rápidamente entró en acción, lo primero que hizo fue buscar sus zapatos debajo de la cama. Metió la mano y no logró encontrar nada, impacientemente metió el torso completo para encontrase con aquel manchón azul. Creyó haber dicho que limpiaran su habitación. Inútilmente,  pasó un trapo húmedo, y no hiso más que extender la mancha. Utilizó un extraño producto removedor, pero no sirvió. Luego, intentó con un poco de cera, lo que dejó aún más pringoso el suelo. Corrió la cama para enfrentarse cara a cara con la mancha. Aquella mancha azul ballena, azul petróleo, o azul ballena manchada con petróleo.

Crecía cada vez más, ya sobrepasaba la mesita de luz y temía que llegase hasta el placar. Para aquel momento los zapatos ya ni le importaban.
Estaba armada de escobas, trapos, esponjas y quita manchas, sus pelos revueltos denotaban cierta exaltación.
Al revisar sus talones notó que las plantas de sus pies se habían impregnado del color. Las líneas y los pliegues resaltaban, podía  ver como las huellas de los pies quedaban estampadas en el suelo, y como esto favorecía a la mancha a abarcar más espacio.
Un estúpido temor a  ensuciarse las ropas la llevó a desnudarse por completo.
El azul prevalecía por sobre cualquier tono, aquel color infinito, donde en su profundidad se puede llegar a perder todo.
Ahora no sólo marcaba el suelo sino también su cuerpo.
Erguida, con sus pies hundidos en el color, se  manchó su mirada.



La Flor Perro.

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Cimarrón #7

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